Se me olvidó otra vez
“En estos meses en Chile se han reiterado las promesas ‘de cambio’ de los mismos que avalaron la dictadura y se enriquecieron amparados en su oscuridad”
Jamás imaginé que la vida me regalaría la oportunidad de venir tantas veces a este lugar / este país cuya música es parte tan significativa de mi infancia: México. Y luego la historia de su Revolución, y después sus aromas / sus comidas y bebidas, su colorido, su camino (dulce y agraz) de exaltación de su diversidad / su hermosa morenidad. ¿Cómo olvidarme de la apasionada voz de Cuco Sánchez cantando en la radio a pilas desde un imaginario semejante al de nosotros: “Grítenme piedras del campo”? Y –a orillas de uno de los bosques de hualles de mi comunidad– su eco en la guitarra, el acordeón a botones, y en las voces de los hermanos Reyes (“voy a contarles un corrido muy mentado…”) que amenizaban las fiestas organizadas por la escuela o por alguno de los clubes deportivos en Kechurewe.
Escribo esta vez desde la hermosa Guadalajara. Vine invitado por la Feria Internacional del Libro, a conversar y a hacer lectura de mi poesía. Es madrugada aquí y estoy agradeciendo al Espíritu Azul de mi Gente que –a través de mis Mayores– me obsequió su pensamiento / su visión de mundo. Estoy pensando en nuestros hermanos / nuestras hermanas del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; estoy rememorando las canciones de Amparo Ochoa; estoy pensando en mi padre –ya fallecido– que a inicios de septiembre de 1973, junto con otros profesores normalistas como él, preparaba un viaje a Oaxaca (para conocer en terreno la experiencia educacional de interculturalidad y bilingüismo), cuando se nos dejó caer la pesadilla horrenda de la dictadura militar (mi padre fue encarcelado antes de cumplir su sueño). Estoy pensando en nuestro querido Víctor Jara cuyo funeral definitivo se hará este fin de semana. Cuánto dolor por la manera en que la cobardes golpistas se ensañaron con su persona / con sus canciones de protesta y ternura. Cuánta impotencia porque la cobardía de sus asesinos no les permite asumir su felonía y, en consecuencia, la “justicia” ahora comete la vergüenza de mantener detenido a quien fuera entonces un muchacho que era el último eslabón en el abuso de poder de aquellos aciagos días. Pero Víctor, en su Vientos del Pueblo, sigue / seguirá advirtiendo: “De nuevo quieren manchar / mi tierra con sangre obrera, / los que hablan de libertad / y tienen las manos negras; / los que quieren dividir / a la madre de sus hijos / y quieren reconstruir / la cruz que arrastrara Cristo. // Quieren ocultar la infamia / que legaron desde siglos, / pero el color de asesinos / no borrarán de su cara. / Ya fueron miles y miles los que entregaron su sangre / y en caudales generosos / multiplicaron los panes”.
En estos meses en Chile se han reiterado las promesas “de cambio” de los mismos que avalaron la dictadura y se enriquecieron amparados en su oscuridad. Fuimos testigos de su plastificación del país, hemos sido testigos de su empapelamiento de calles / puentes y arboledas. Discursos, discursos que –como siempre– de mala manera recordarán la letra de la canción de Juan Gabriel: “Se me olvidó otra vez”. Mientras en Honduras, cualquiera sea el curso de los sucesos venideros, se ha concretado una nueva modalidad de desconocimiento de la voluntad de nuestros pueblos, una “modernizada” forma de golpismo. Con ello la validación de la política del amorfismo / del callarse para otorgar (que –desde luego– no contribuye a la Paz), cuyo líder hoy parece ser –lamentablemente– el presidente Obama.
Aquí en Guadalajara me dicen que en general las ciudadanas / ciudadanos mexicanos ven a Chile como un ejemplo de país que logró hacer justicia a quienes fueron víctimas de las atrocidades de la dictadura de Pinochet; un ejemplo de país “latinoamericano” de solidez económica. Hay muchos matices, les digo, para comenzar. Salvo en grupos nacionales más sensibles, que rompen las murallas de la desinformación, poco o nada se sabe de la represión al Pueblo Mapuche: la judicialización de sus demandas, los allanamientos y el maltrato feroz a niños, ancianos y mujeres; los presos políticos, los asesinados. Inimaginable la aplicación de la ley antiterrorista de la dictadura, una sorpresa el montaje publicitario gubernamental (“los niños / niñas escudo”), me dicen.
Elicura además como peñi de mundo sabes que lo que significa la derecha para el mundo mapuche el cual en los últimos años a avanzado algunos pasos al menos en la visibilizacion de la problemática ahora abría que profundizar en cambios políticos sobre la temática indígena en chile tanto desde los propios peñi como del estado y eso con piraña nada. Saludos desde chile el amigo que alguna vez te tiro tu cacharrito desde cunco chao peukayeal. ( pos data hace años)
Q buen representante de nuestro nuestro Elicura. Es extraño y medio surrealista vivir en un pais en q nada pasa, en q todo pasa. Cómo van a saber en México y otras latitudes qué sucede realmente acá, si hay tantos chilenos que no sben el pais donde viven. Si hay una maquinaria de desinformación tan obscena como escalofriante.
Mientras el gobierno se limpia la boca y se lava las manos, cuantos jovenes encarcelados y niños atemorizados juntan rabia.
Se armaron un mundo de colores, que de lejos se ve muy bonito, pero de cerca queda claro que sólo alcanzó para los que pudieron acomodar.