Cuenta cuentos y tendrás el poder

joelEscribe Joel Muñoz

“¿Te has dado cuenta que el motivo central de todas estas películas es la amenaza a la vida de la humanidad?”

Un señor como cualquiera, como tú o como yo, junto a su esposa e hijos, con una familia como la tuya o como la mía, decidió un día que no valía la pena vivir la vida directamente, en vivo y en directo, como había sido hasta ése momento, sino que era mucho más económico, más rápido y más completo si se vivía a través de la tele. A partir de ése momento comenzó a vivir muy intensamente. Con la ventaja de saberlo todo al instante, estar en todas partes a la vez, mirar paisajes maravillosos, llorar con las telenovelas, tener las noticias al minuto, meterse en la intimidad de otros a través de los programas de farándula y gozar con cuanto partido de fútbol transmitieran o retransmitieran. Le gustó tanto este asunto de vivir así que simplemente no podía pegar los ojos, se mantenía despierto día y noche, a veces sólo para aprovechar las ofertas de los canales de las casas comerciales, o para ver al pastor evangélico sin ir al templo, o simplemente para satisfacer su curiosidad sexual en más de un programita.

La tele le daba todo. Y era feliz así. Según él.

Así un día supo que en un país lejano se habían descubierto armas biológicas …¿o químicas?, que al parecer amenazaban al mundo, la democracia y todas esas cosas que declaraban muy seriamente unos portavoces del Hexágono. Fue una de las mejores películas de todos los tiempos. En directo, un reality, se transmitía desde el lugar de los hechos cómo se bombardeaba y se invadía un país, y cómo morían niños y niñas, gentes con barbas y ojos negros, como sacados de la Biblia. Espectaculares tomas mostraban desde abajo, desde arriba, con mapas, con vistas satelitales, la forma en que se buscaba por todas partes las armas biológicas que amenazaban de muerte a la humanidad. Nunca se supo si se encontraron, al parecer estas armas no existían. El caso es que fue un espectáculo increíble, con muchos muertos y muchos efectos especiales.

Otro día la tele comenzó otro cuento en colores y en directo. Caían unas inmensas torres de más de cien pisos como producto de un ataque con aviones comerciales. Muertos, fuego, destrucción, violencia, gente quemándose, gente llorando en primerísimos planos, bomberos al rescate, declaraciones, homenajes, gestos heroicos, todo lo que tiene que tener una buena película de alto rating. Esta historia venía con segunda parte. Había que ir a buscar a los culpables a otro pueblo lejano, bombardear sus ciudades, llegar a todos los rincones porque había que lavar el honor. Bueno, esta película tiene varios capítulos, y como en las telenovelas aún no se encuentra a los culpables.

Como la gente que ve televisión va cambiando de gustos o se aburre con las mismas historias, hubo nuevos cuentos en la tele. El Polígono decidió sacar al Presidente malo que andaba metido en tanta guerra y destrucción y lo cambió por un presidente bueno. Que se hizo famoso muy rápidamente gracias a las votaciones de la gente por internet, desde su casa. Pero no todo podía ser color de rosa, tenía que haber un drama, algo que nuevamente conmoviera a la audiencia cada vez mayor de todo el mundo.

Y llegó la peste. Un virus porcino que amenazaba la vida de la humanidad. Fue increíble. Se podía ver por la tele a la gente con mascarillas en todas partes. Se sabía al segundo cuántos muertos había en cada país y por cuál aeropuerto específico había llegado el virus. Así, según se ha dicho, murieron personas en todas partes, se vendieron miles de millones de vacunas y mascarillas, hasta que todo pasó. No se sabe cómo, pero pasó.

Nuestra familia viendo tele, sin salir de casa, usaba mascarillas, claro como debía ser.

Esta historia, como las otras, también pasó, pero antes que desapareciera de las pantallas se estaba anunciando la gran serie del año titulada: CRISIS. Un espectáculo televisivo memorable. Se mostraba la desazón de la gente más rica del mundo que perdía y perdía millones y millones porque alguien había hecho una estafa, algo así. Caía la bolsa. La gente asombrada. Y se transmitía cómo esta crisis amenazaba a toda la humanidad, principalmente a los más pobres. Se mostraba cómo la gente perdía empleos, perdía sus casas, perdía su dignidad y las cosas logradas. Pero debían ponerse contentos porque la crisis no había sido tan dura como se pensaba. Gracias a que el Poliedro le había pasado plata a los ricos para que se salvaran y así ellos podían salvarnos a nosotros ofreciéndonos créditos a muy buenas tasas. En fin, el cuento de la crisis tuvo un rating espectacular en todo el mundo. Actuaron en esta película casi todos los presidentes del mundo, un elenco verdaderamente estelar.

Esta serie ha durado más de un año, pero ya no tiene tanto rating como hace algunos meses. Seguramente pronto nos anunciaran otra gran película, un nuevo cuento para seguir viviendo la vida por la televisión. Algunos hablan del calentamiento global, cosa que no ha prendido mucho porque aún no tiene imágenes impactantes que den rating.

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El Periodista