Datos presidenciales

marta-blancoMarta Blanco

Escritora

Fui al entierro de don Pedro Aguirre Cerda. Tenía tres años pero recuerdo la cureña, el desfile, la aglomeración de gente. Compartíamos un balcón de un antiguo hotel cercano a la Estación Mapocho con unas gitanas y yo me asomaba por entre las piernas de la gente. Así es que lo primero que vi de un presidente fue su entierro.

De don Juan Antonio Ríos me acuerdo poco. Era alto, vestía de oscuro como todos los santiaguinos. Murió antes de terminar su mandato.

Luego fue presidente don Gabriel González, contra la voluntad de su señora, doña Mity Marckman, que estaba convencida que serían tres los muertos. Aún así, terminó su mandato, dejó al Partido Comunista fuera de la ley, decretó las doscientas millas marítimas, durante su mandato el Manutara despegó desde La Serena y voló a isla de Pascua por primera vez. También viajó a la Antártica. Doña Rosa Marckman ha sido lejos la esposa de presidente más hermosa. Difícil encontrar una cara tan perfecta. Creó el Ropero del Pueblo. Montaba a caballo de lado, como amazona siglo XIX. Fue elegida Madre del Mundo por las Naciones Unidas. Don Gabriel bailaba samba, que había aprendido cuando era embajador en Brasil. Tocaba el piano y mandó a Pisagua a varios que, aseguraba, no lo dejaban gobernar. Su gobierno fue complicado.

De don Carlos Ibáñez del Campo me acuerdo por el símbolo de la escoba, y porque se decía que había sido dictador. Una tía se paseaba por las casas familiares escoba al hombro. Era muy fanática. Don Carlos decretaba feriado el día de san Carlos. La inflación se fue a los cielos. En ese tiempo vino una misión muy misteriosa llamada Klein Sacks. Iban a arreglar la economía. No se arregló pero salió ileso del cargo, vivió muchos años más en su casa de Dublé Almeida.

Y luego salió elegido don Jorge Alessandri. Un dólar un escudo, dijo. Y le creímos. Recién casada, nos metimos a comprar una citroneta en dólares y cómodas cuotas mensuales. Poco duró la fiesta. Un día de Navidad el Banco Central cerró sus puertas, se pararon todas las compras de moneda extranjera. Se habían agotado los dólares mágicos. Y es que no eran tan mágicos. Pagamos en duros pesos que se fueron a las nubes esa citroneta mítica. Intentó, recuerdo, una especie de reforma agraria. La llamaron “la reforma de macetero”. Pero recuerdo que durante su gobierno los niños que pululaban por Santiago pidiendo una monedita, los que estacionaban autos o tocaban el timbre casa a casa pidiendo con un tarro de conservas algo de comida, dejaron de andar descalzos. Aparecieron las sandalias de plástico. Afuera la pata callosa y las hojotas de neumáticos. Eliminó poco antes de dejar el cargo la llamada “ley maldita”. Fue su regalo a Frei.

La primera vez que ejercí mi derecho a voto fue con don Eduardo Frei Montalva. Voté por él. Hubo reforma agraria. Se dividió la Falange y salieron muchos partidos imaginados por jóvenes radicalizados que querían más revolución y nada de revolución en libertad. Al terminar su mandato, entregó el cargo a Salvador Allende.

1 comentario
  1. Hugo Belarmino Cardenas dice

    Continue y profundice Sra Marta, penetre en los rotulos mas allá de los datos. Ud puede
    Atte
    Hugo Belarmino

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El Periodista