De qué “Glorias” me hablan

cardenasEscribe Juan Pablo Cárdenas S.

Premio Nacional de Periodismo 2005

Durante las Fiestas Patrias estuve revisando libros de historia, consultando el internet y observando los medios de comunicación en la esperanza de encontrar información sobre aquellas “glorias del Ejército chileno” que año a año merecen un día de fiesta, una parafernalia militar y toda suerte de lisonjas hacia las instituciones castrenses. Este año se gastaron cifras todavía más abultadas en el desfile de 11 mil efectivos y en el desplazamiento de 131 aviones de guerra. Como de costumbre, las graderías del parque O’Higgins se llenaron de oficiales recargados de charreteras para darle colorido a una rutina anual siempre exenta de contenido y con la cual la clase política busca complacer a las Fuerzas Armadas y de Orden que, como se sabe, han apuntado ferozmente en su larga trayectoria mucho más efectivamente contra los propios chilenos inermes que los enemigos externos. Derribando en su mortífero paso a gobiernos democráticamente elegidos y transformando hasta los recintos deportivos en siniestros campos de detención, tortura y exterminio.

Lo que sí encontré en mis lecturas son testimonios de heroicos soldados rasos o civiles reclutados para la guerra que combatieron en dos enfrentamientos contra Perú y Bolivia sin que supieran a ciencia cierta porqué estaban allí y en defensa de qué soberanía amenazada. Campesinos y obreros de todo Chile que perdieron la vida para honor de los oficiales del Ejército que, con suerte, sufrieron algún rasguño en alguna de estas escaramuzas. Salvo, por supuesto, el acto heroico de Prat y de los marineros de la Esmeralda que no fueron precisamente integrantes del Ejército.

Por el contrario, lo que registra nuestra historia son un conjunto de masacres perpetradas por los militares como todo tipo de cuartelazos contra las autoridades civiles que han jurado obedecer y respetar. La Matanza de Santa María de Iquique que ocasionó la muerte de unos 3 mil mineros, mujeres y niños en el norte del país. Ranquil, Puerto Montt y otros vergonzosos atentados contra los más pobres y desarmados. El Ariostazo, el alzamiento del Regimiento Tacna y el Golpe de Estado de 1973 con los cuales el Ejército comprueba su profunda vocación antidemocrática, así como prusiana siguen siendo su vestimenta, himnos y rituales. Miles de ejecutados políticos chilenos, miles de detenidos desaparecidos chilenos, cientos de miles torturados, relegados y humillados por la fuerza de las armas que controlan y que el pueblo chileno les ha confiado para la protección de quienes vivimos aquí y para defender nuestro territorio. Larga y angosta franja convertida por los políticos indignos, y con la anuencia militar, en un gran campo de explotación de los intereses foráneos que se enseñorean en la Cordillera, el mar y el subsuelo.

La llamada “Pacificación de la Araucanía”: posiblemente el más luctuoso y desvergonzado operativo para exterminar al pueblo mapuche, cuyas fronteras y condición de nación ya había sido reconocida y escriturada por los conquistadores españoles. Cobardes oficiales que organizaron siniestras instancias como la Dina y la CNI para delinquir y corromper a sus subalternos y a las otras ramas castrenses. Que, incluso, mandaron a matar a su ex comandante en jefe y traicionaron a los compañeros de armas que se han resistido a sus constantes cuartelazos. Corruptos uniformados que han lucrado y cobrado coimas para provecho personal en las compras de armas al exterior, privilegiados como siguen por el presupuesto de la nación, el 10 por ciento de las ventas de cobre y la condescendencia de los políticos de poco calibre, como el actual ministro de Defensa que marcha, habla y discurre (razonar sería mucho) como el ex Dictador Pinochet.

A pesar de que la historia la escriben los vencedores, ni siquiera así el Ejército puede ocultar sus despropósitos y traiciones. En vano tratan sus plumarios de incorporar a sus filas a los patriotas de la Independencia que, si bien tomaron las armas para emanciparse, a todas luces fueron civiles y líderes de fuste que apuntaron contra el enemigo invasor y que se conjuraron por la República y la hermandad de nuestro pueblos, mientras que éstos de hoy quieren empujarnos siempre a la guerra fratricida.

2 Comentarios
  1. Manuel Acuña Ortiz dice

    ESTIMADO JUAN PABLO, SIGO TUS COLUMNAS DESDE LOS TIEMPOS DE LA DICTADURA Y CADA VEZ QUE LAS LEO NO PUEDO DEJAR DE SORPRENDERME CON LA VALENTIA Y CONTUNDENCIA QUE TE REFIERES EN CADA UNO DE LOS TEMAS QUE ABORDAS. QUE EJEMPLO PARA TANTO PERIODISTA QUE SOLO SE DEDICAN A RENDIR PLEITESIA Y ESCRIBIR LO POLITICAMENTE CORRECTO TANTO PARA LA CASTA POLITICA COMO PARA LAS ¿GLORIOSAS? FFAA.
    CREO QUE ERES UNO DE LOS POCOS PREMIOS NACIONALES DE LITERATURA QUE SE PUEDEN EXHIBIR CON ORGULLO, ESPERO SEAS SEÑERO PARA TANTOS JOVENES QUE HOY ESTUDIAN PERIODISMO.
    RECIBE UN ABRAZO DE QUIEN DESDE UNA TRINCHERA DISTINTA, COLABORO PARA RECOBRAR LA DEMOCRACIA, LA VERDADERA Y NO ESTA QUE SOLO CONSISTE EN QUE CADA CIERTO TIEMPO DEBEMOS RATIFICAR LO DECIDIDO ENTRE CUATRO PAREDES POR QUIENES MANEJAN LOS PARTIDOS POLITICOS Y QUE DE VEZ EN CUANDO SUELEN DARSE UNAS VUELTAS DE CARNERO DIGNAS DE LOS MEJORES CIRCOS DEL MUNDO. ADELANTE CON TU PLUMA INCISIVA, QUE ELLA NOS INDICA QUE AUN NO ESTA TODO PERDIDO, LA TAREA NO HA TERMINADO.HA DEMOCRATIZAR LA DEMOCRACIA.SOLO ME RESTA DECIRTE, GRACIAS POR ESTE DESTELLO DE VALENTIA Y SABIDURIA Y GRACIAS POR NO TRAICIONAR LOS PRINCIPIOS Y VALORES QUE TE LLEVARON AL MAS ALTO SITIAL ENTRE LOS PERIODISTAS CHILENOS.

  2. Carlos G dice

    Respetado Juan Pablo: Muy interesante su columna, que comparto completamente ademas, sin embargo se filtra mucha amargura, desamor y casi odio, causas de las mismas atrocidades que denuncia en su columna. La Intolerancia no perdona, y menos las ideas…eso lo sabemos. Le propongo, iniciar una lucha para que Chile sea el primer pais de America del Sur en abolir sus fuerzas Militares, generadoras de tanta discordia por sus actuaciones en contra de los mismos quienes colocan en sus manos las Armas, el pueblo Chileno. Estoy seguro que su pluma, maravillosa a la hora de escribir, una vez encontrado un objetivo tan alto y noble, encontrara las palabras para convercer y argumentar las tantas ventajas que tendria en paz y riqueza para nuestra pequeña y sufrida patria.

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