Un regalo para nuestros niños

tatianaPor Tatiana Benavides


Directora Wold Vision Chile


Las noticias que informan de violencia intrafamiliar, delincuencia y bullying traen también una invitación a la reflexión a raíz de la situación Cisarro, que a sus cortos 10 años de vida acumula ya 17 detenciones. Este niño estremeció a todo Chile porque su historia hizo titulares en los medios de comunicación, pero, sin dudas, la suya no es la única historia.

Hay muchos cisarros, muchos niños que no han podido vivir su infancia. En lo que va de este año, 269 menores de 14 años han sido detenidos por la policía. El bullying está recién comenzando a mostrar su odiosa cara, y el 75% de nuestros niños ha sido víctima alguna vez de violencia física o psicológica en su hogar o en la escuela. ¿Qué hacer?

Las medidas de rehabilitación se han demostrado insuficientes. Entonces el gran recurso, el mecanismo a la larga más eficiente y más económico: la prevención.

Creo que la niñez de Chile merece un Ministerio. Tal como lo tiene la Mujer. Podría ser un regalo para una Navidad o para un día cualquiera, para aquellos a quienes se les ha robado la infancia.

Las ventajas de un ministerio es que tiene más fondos, mayores iniciativas legales, especialmente necesarias en un escenario donde faltan políticas claras y finalmente, lo que dice un ministro tiene más peso que lo que dice el encargado de un servicio.

El servicio que enfrenta el problema de la delincuencia y del abandono juvenil, por su misma constitución no puede flexibilizar sus acciones y adecuarse a una realidad cambiante. Bullying y violencia intrafamiliar muestran intenciones de integrarse impunemente a nuestra cultura.

Si nos unimos todos los chilenos de buena voluntad, el sector civil, las ONG y el Gobierno, estoy convencida que sí se puede disminuir notoriamente la delincuencia juvenil. El mismo frente, junto a padres y maestros puede eliminar la violencia como expresión válida tanto en aulas como en hogares. A la larga, las acciones de prevención son mucho más efectivas que las de rehabilitación. También consumen menos recursos. Tenemos que regalar a nuestros niños no solo la preocupación de un día relacionada con la aparición de una noticia, sino todos los días del año un ambiente adecuado, que no genere el tipo de estrés que atrofia los cerebros en sus etapas de desarrollo. No podemos dejar esta tarea solo a los educadores de las escuelas, a los sicólogos de los servicios de salud, a los políticos de los gobiernos de turno o exclusivamente a los padres. Juntos somos una gran comunidad, con nuestras acciones podemos producir un efecto sinérgico imparable para sanear de una vez por todas aquellos ambientes en que nacen y crecen los niños de Chile.

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El Periodista